Los padres y  educadores debemos conocer a este joven en formación, y darle la confianza necesaria para que exprese sus angustias, corregirlo cuando se deje arrastrar por sus compañeros, responder sus preguntas con naturalidad, fijarle límites y normas claras, cumpliéndolas sin excepción, de no lograrse ahora el respeto, es difícil que se logre después y principalmente entregar valores sólidos como familia y colegio. A esta edad los sermones  basados en principios generales no sirven, habitualmente no los escuchan pero sí ven los ejemplos que los adultos les damos.

Conociendo estas características, asumí  junto a un excelente equipo de trabajo, la misión de guiar a los alumnos, potenciando al máximo sus capacidades, trabajando por niveles de aprendizaje y permitiéndoles  el desarrollo de su  autonomía y asumir la responsabilidad de su proceso de aprendizaje.

Tuvimos muchos aciertos, pero aún falta. Es por ello que agradezco a los profesores, a  mis alumnos y a los padres y apoderados por la tarea realizada este año y los insto a continuar con entusiasmo en esta difícil pero apasionante misión. “Formar personas capaces de construir una sociedad mejor”.